Las Provincias, 03/06/2001
OPINION
Una Administración pública para el siglo
XXI
Por Eduardo Zaplana
Al presentar, el pasado miércoles, el II Plan de
Modernización y Racionalización de la Administración Pública Valenciana, manifesté,
con plena convicción, que nuestra comunidad contará, dentro de pocos años, con una de
las Administraciones públicas más modernas y eficaces de Europa.
Para alcanzar esta meta, vamos a continuar realizando una
enorme apuesta por las nuevas tecnologías, que nos proporcionarán los instrumentos
idóneos con los que prestar una atención cada vez más cercana a los ciudadanos.
Pero no basta con ese esfuerzo. La calidad de la
Administración pública se sustenta, sobre todo, en el equipo humano del que dispone, al
que el Gobierno de la Generalitat quiere ofrecer los mejores incentivos, para que
desarrolle su labor con los más altos niveles de profesionalidad y eficacia, impulsando
la calidad y promoviendo su formación permanente. Este es el verdadero reto que debemos
afrontar, si deseamos configurar la Administración del siglo XXI que los ciudadanos
demandan.
Y es precisamente en este marco en el que se encuadra mi
compromiso de acabar con las altas tasas de precariedad, que generan una situación de
angustia y de incertidumbre ante le futuro para las familias de más de 25.000 empleados
públicos de nuesta comunidad.
No es un fenómeno exclusivo de la Administración
valenciana. En realidad, viven situaciones parecidas la práctica totalidad de la
Comunidades Autónomas, pues la rápida asunción de nuevas competencias y servicios
públicos ha debido traducirse, necesariamente, en un notable crecimiento de la
Administración. Asimismo, la aplicación de la LOGSE ha exigido ampliar con velocidad las
plantillas docentes, lo que, en la Comunidad Valenciana, se ha traducido en pasar de
34.234 a 41.322 puestos en sólo 6 años. Si a estos factores añadimos la
judicialización permanente de las convocatorias de empleo público, tendremos las causas
que explican las elevadas tasas de temporalidad de nuestra Administración.
Nuestra estrategia para solucionar este problema ha de
basarse en dos premisas fundamentales: la búsqueda del consenso con todos los agentes
sociales implicados y el escrupuloso respeto al ordenamiento jurídico vigente. No nos
moveremos de estas dos coordenadas. Pero pondremos, a la vez, toda la voluntad política
necesaria para poner fin a un problema cuya solución se hace ya inaplazable.
Así, mi primer compromiso pasa por poner en marcha amplias
convocatorias de empleo público durante los próximos tres años, hasta cubrir el 90% de
las vacantes existentes en la Administración valenciana. Ahora bien, a la vez
estableceremos los mecanismos necesarios para promover la estabilidad del personal
interino que actualmente ocupa dichas plazas.
Es preciso poner de relieve, por otra parte, que la
temporalidad afecta a los tres grandes sectores de la Administración pública -docente,
sanitario y de Admistración general-, que se encuentran sujetos a regulaciones distintas.
Por tanto, será preciso promover la reforma del Real Decreto 850/1993, en relación con
los sistemas de acceso a los cuerpos docentes. Asimismo, y en relación con los procesos
de selección del personal sanitario, hemos de afrontar el desarrollo reglamentario de la
Ley 30/1999.
Vamos a trabajar con la máxima voluntad de diálogo,
buscando soluciones que cuenten con el respaldo de todos los agentes sociales y de las
fuerzas políticas. Para iniciar este proceso de consenso, convocaremos de inmediato la
Mesa General de Negociación, con el fin de que se reúna antes de concluir el mes de
junio.
Por supuesto, vamos a respetar íntegramente los derechos de
los funcionarios de carrera. Por ello, pondremos en marcha simultáneamente los procesos
de promoción interna y de concursos de traslados, que permitirán dar plena satisfacción
a sus expectativas.
Así pues, el compromiso que adopté hace una semana
-adelantando la dificultad que entrañaba- se traduce en un conjunto de estrategias, que
deseamos abordar con la máxima transparencia y la participación de todos los sectores
implicados; pues, si la dificultad existe, la voluntad de solucionarla también. Nuestro
objetivo no es otro, en suma, que configurar una sólida Administración pública
valenciana, en la que la profesionalidad y la adecuación de cada funcionario público a
su puesto de trabajo se traduzca en una mejora de las prestaciones que se ofrecen a la
sociedad.